Después del rediseño del sitio y de nuestro isologotipo, quedaba pendiente la tarea de rediseñar nuestras tarjetas personales. Como es habitual, por cuestiones de tiempo y de dinero se demoraron. Pero lo que más tiempo llevó, fue el ponernos de acuerdo y diseñar una tarjeta que no sólo tuviera como propósito «reflejar la imagen de nuestro estudio», sino que además fuese linda, un objeto estéticamente agradable. Y por supuesto que no sea arrojada a la basura junto con los miles de folletos que por día tiramos. Es decir, que además sea ecológica.
Según hemos leído por ahí: «Las tarjetas personales son sin duda alguna la primera presentación de un negocio o empresa de cara al público. Estas tarjetas no sólo reflejan la imagen de la empresa/estudio en sí, sino que se adentran más allá.
Las tarjetas hablan de su dueño, ya que en ellas no sólo aparece la empresa, aparece además una persona real, con apellido y nombre, con sus datos personales y de contacto. Con una tarjeta de presentación uno le comunica a su cliente la actitud empresarial que uno tiene, cuanta dedicación le pone en su trabajo y el cuidado que reserva en cada detalle».
Más allá de estar de acuerdo o no con el «Marketing de Venta Personal» (con el que a veces tenemos ciertos conflictos); nuestra intención fue crear y diseñar además de un objeto útil (siempre es bueno que nos tengan agendados) un objeto que simplemente gustara y no se tirara a la basura.
El resto de las interpretaciones se las dejamos a ustedes, pero esperamos que nuestro objetivo sea cumplido.
